Foto de proyecto ciego
Son las 2:00 p.m. de un jueves del mes de febrero, recibo una llamada de Janeth, quien me dice, estar cerca del sitio acordado para la cita. El objetivo escuchar su historia.
El primer contacto con ella fue telefónico. Al otro lado de la línea, se dejaba escuchar una mujer jovial, agradecida con la vida, entusiasta, que luego de ocho años de ceguera absoluta, se define como un ser feliz, con un deseo inmenso: ubicarse laboralmente para sostener a Doña Marleny, su madre de 67 años de edad, que atiende un puesto de dulces en la avenida Santander, cerca al Hospital infantil, en la ciudad de Manizales.
Espontáneamente, inicia el relato:
´´Hace ocho años yo veía como ustedes. Hace ese mismo tiempo, me acosté viendo y me levanté ciega. Antes de esto, tenía hija, pareja, amigos, plata, es decir todo. Mi primer reacción fue preguntarme: ¿porque a mí?, ¿por qué Dios me castiga de esta manera? Maldije, me desquité con mi mamá, fuí grosera, negligente, intolerante, irascible y me repetía: Un ciego no sirve para nada, solo para pedir limosna.
Los siguientes dos años de mi vida, me los pasé encerrada en mi casa sin sentir el sol. Para esa época, mi hija tenía quince años y se fue del hogar. El motivo de la decepción de mi vida era doble: se habían ido de mi lado mi hija y la luz de mis ojos.
Económicamente, no era solvente, nos despidieron de donde vivíamos, yo no tenía un horizonte. Por su parte mamá no sabía que hacer conmigo. Hasta que un día entendí que el amor de mi hija y la luz de mis ojos, no eran míos, entonces los dejé ir a ambos, ninguno me pertenecía y yo soy más que la luz de mis ojos.
NO ME GUSTARÍA VOLVER A VER, me da miedo perder todos los valores que he adquirido en este tiempo, como también el amor por la naturaleza´´
Todo esto lo cuenta, con una expresión de orgullo y satisfacción es su rostro. Hoy hace masajes terapéuticos (Certificada por el Sena), camina y se mueve sola por la ciudad, hace chistes todo el tiempo sobre su condición, reclama los medicamentos de su señora madre, es ama de casa y prepara todo lo necesario para que cuando Doña Marleny llegue de su labor en el puesto de dulces, se dedique a descansar.
Admite que cometió errores, por aquello de la inmortalidad, pero se corrigió.
Busca salir adelante como dice ella, no depender de nadie, no quiere limosnas, desea un trabajo digno y poderse preparar para cuando su madre no esté.
Cuenta también, como uno de sus grandes logros fue haberse tomado fotos con el Presidente de la República, cuando estuvo en la ciudad para la realización taller construyendo país, buscando hacer visible en aquel espacio, parte de las necesidades de los discapacitados de la ciudad y departamento; pues Janeth también tiene tiempo para apoyar a sus compañeros, ya que es representante por los ciegos en el comité departamental de discapacidad. Dicta conferencias motivacionales a empresas y Universidades, además de todo eso es FOTÓGRAFA.
Las siguientes son parte de sus fotos:
Luces de Esperanza. Janeth Cuartas.
Los estados del cielo. Janeth Cuartas.
Los estados del cielo. Janeth Cuartas.
Creciendo entre la sombra. Janeth Cuartas
´´Sumergirme en los paisajes que me describen otros a través de sus palabras´´ Janeth Cuartas.
Los estados del cielo. Janeth Cuartas.
Los estados del cielo. Janeth Cuartas.
La oscuridad está llena de luz. Janeth Cuartas.
El cóndor pasa. Janeth Cuartas.
Janeth, da una gran lección de vida todo el tiempo con su hablar y su actuar, está convencida que la felicidad depende de ella y de la calidad de vida que se quiera dar. Dice que los milagros existen y ¿cómo no?, si es uno de ellos. Su discapacidad la hace más fuerte y finaliza diciendo: ´´me hace sentir muy orgullosa el logro de haber vencido el fantasma de la oscuridad´´ y cuando asume su rol de fotógrafa el ´´lograr transmitir al público lo que siente con sus cuatro sentidos a través de un retrato´´.
Piedramani, febrero 2019
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